lunes, 5 de mayo de 2025

ENFERMOS MISIONEROS

 





¿Misioneros en la enfermedad?

La Unión de Enfermos Misioneros es una unión de oración y sacrificio que acoge a aquellos fieles que, experimentando la enfermedad, quieren ofrecer su sufrimiento por la misión de la Iglesia de anunciar el mensaje de Jesús al mundo y por los misioneros.

Pueden pertenecer a esta unión todos los enfermos, sin importar edad ni condición, que, padeciendo una enfermedad o algún tipo de discapacidad crónica o de larga duración o la ancianidad, se sientan llamados por Dios a unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu misionero.

La aportación que hace el enfermo misionero a esta unión misionera es el ofrecimiento a Dios de los momentos difíciles que tiene toda enfermedad. La pertenencia a la Unión de Enfermos Misioneros no implica contribuir con cuota alguna a su sostenimiento.


¿ Qué finalidad tiene?

Ofrece sus obras, su sufrimiento y sus oraciones por la santificación de los misioneros, por el aumento de las vocaciones misioneras y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en el mundo: " Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros : así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia "

Es misionero en el propio ambiente familiar y social, en unión a los misioneros, ofreciendo el propio sufrimiento y enfermedad, siendo portadores de esperanza para otros enfermos, familiares y personas que les acompaña. " Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen" (efesios4,29)

Santifica la enfermedad como medio de unión con Dios y con los demás, que implica el amor a quienes están cerca y se extiende a los que están lejos, de manera que sean apóstoles de la presencia de Dios en el mundo 

Ofrece sus obras, su sufrimiento y sus oraciones por la santificación de los misioneros, por el aumento de las vocaciones misioneras y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en el mundo: «Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi came lo que falta a los padecimientos de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia» (Colosenses 1, 24).

Es misionero en el propio ambiente familiar y social, en unión a los misioneros, ofreciendo el propio sufrimiento y enfermedad, siendo por- tadores de esperanza para otros enfermos, familiares y personas que les acompañan: «Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen» (Efesios 4, 29).

Santifica la enfermedad como medio de unión con Dios y con los demás, que implica el amor a quienes están cerca y se extiende a los que están lejos, de manera que sean apóstoles de la presencia de Dios en el mundo: «Estoy crucificado con Cristo; vivo pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vido de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Gálatas 2, 19-20).