Desde entonces, la Infancia Misionera se ha extendido por todo el mundo. Son más de 115 los países en donde esta Obra está activa. Y son millones los niños que actualmente ayudan a otros niños en dificultad.
Esta Obra no es un organismo de ayuda caritativa. Somos una obra de evangelización. Queremos llevar el Evangelio a todos los niños, que son el presente y el futuro de la Iglesia. Por eso todos ellos se encuentran en nuestras oraciones, ya sea que vengan de países no cristianos o de países con una larga tradición católica. Porque todos necesitamos convertirnos y acercarnos más a Dios.
Llevamos el Evangelio pidiendo a Dios con la oración que abra el corazón de los niños. Por nuestra parte, tratamos de sustentar la actividad misionera de la Iglesia a favor de ellos con nuestra ayuda material, que consiste, hoy como ayer, en una pequeña donación voluntaria. No importa la cantidad. Importa el corazón con el cual se da la ofrenda. Millones de niños en todo el mundo, desde Bolivia hasta el Nepal, poniendo juntos sus colectas y sus oraciones, logran hacer que financiemos más de dos mil proyectos cada año, por un monto superior a los 20 millones de dólares. Eso sirve para comprar catecismos, construir aulas, adquirir alimentos o medicinas y tantas otras ayudas más