viernes, 7 de marzo de 2014

JÓVENES ENAMORADOS DE LA MISIÓN

Blanca Serres,como muchos otros jóvenes, se ha enamorado de la misión. Decidió, de forma desinteresada, entregar un mes de su vida para ayudar a los que más lo necesitan en un país como Honduras.
Blanca, que también participó en el Encuentro Misionero de Jóvenes del año pasado, nos cuenta en este testimonio lo que ha significado para ella vivir estas experiencias misioneras.

Los motivos que me llevaron a hacer el viaje a la misión
Mi padre había muerto hacía unos años, y en ese tiempo yo estuve muy preocupada sobre el sentido de mi fe. Creía en Jesús y en la vida más allá de la muerte, pero no tenía claro si estaba creyendo por necesidad, por culpa de mis circunstancias o como una especie de homenaje a la educación que mi padre nos había dado. Durante el mes de abril de 2011, tuve la oportunidad de charlar amistosamente con el padre Simó, responsable de la pastoral juvenil, y me animó a emprender esta experiencia. Nunca me había planteado hacerla, y no tenía muy claro qué sentido podía tener para mí pero pensé que si Dios estaba proponiéndome algo, no podía hacer oídos sordos.