martes, 25 de marzo de 2014

ENTREVISTA A IÑIGO ILLUNDAIN

“En Sudán aprendí a llevar mi vida por donde Dios quiere”

Cuando a Íñigo Illundain le preguntan qué despertó en él el tiempo que pasó en Sudán, afirma sin dudarlo que “las ganas de continuar aprendiendo a compartir con los demás, desde el Evangelio de Jesús”, y de llevar su vida “por donde Él decida”.
Este laico, que pidió una excedencia del Colegio donde trabajaba como profesor en Pamplona para irse como misionero por tres años a Sudán del Sur, se vio obligado a regresar a los cinco meses, debido a la inestabilidad política del país que desembocó en un conflicto armado.
Sin embargo, Sudán se ha quedado en su corazón. De eso hablará en el XI Encuentro Misionero de Jóvenes que tendrá lugar este fin de semana en Madrid, organizado por Obras Misionales Pontificas con la colaboración de la Comisión Episcopal de Misiones.

Para abrir boca, publicamos esta entrevista concedida a OMP


¿Cómo era la situación de Sudán DEL SUR cuando fuiste?

La situación en este joven país, era difícil de entender y de ver desde nuestra perspectiva occidental. Un país que ha pasado treinta y cinco años de guerra y que desde julio de 2011 se independiza de Sudán para caminar con un nuevo sueño de libertad y de futuro, con todas las carencias del mundo a nivel de infraestructuras, pero con petróleo para poder sacar adelante al país. La educación y la sanidad están en sus primeros pasitos con una población deseosa de vivir en paz y armonía...
                                                                             
                                                                                                                          
¿La situación política influye en la libertad religiosa de la gente? ¿De qué forma?

Por supuesto que influye... todo al final está condicionado por la situación política del país y de las decisiones de sus representantes... En este caso concreto, los años de guerra con Sudán, un país árabe y celoso de sus tradiciones, habían dejado en la gente muchas ganas de vivir un futuro cercano al cristianismo. Hoy en día conviven ambas religiones en el país sin ningún problema. Pero los políticos utilizan muchas veces las creencias de las personas como armas para enfrentarlas entre sí.