Traducción oficial del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2013.
Queridos hermanos y hermanas, este año celebramos la Jornada Mundial de
las Misiones mientras se clausura el Año
de la fe, ocasión importante para fortalecer
nuestra amistad con el Señor y nuestro camino como Iglesia que
anuncia el Evangelio con valentía. En esta prospectiva, querría plantear
algunas reflexiones.
1. La fe es un don precioso de Dios, el cual abre
nuestra mente para que lo podamos conocer y amar, Él quiere relacionarse con
nosotros para hacernos participes de su misma vida y hacer que la nuestra esté
más llena de significado, que sea más buena, más bella. ¡Dios nos ama!
Pero la fe, necesita ser acogida, es decir, necesita nuestra respuesta
personal, el coraje de poner nuestra confianza en Dios, de vivir su amor,
agradecidos por su infinita misericordia. Es un don que no se reserva sólo a
unos pocos, sino que se ofrece a todos generosamente. ¡Todo el mundo debería
poder experimentar la alegría de ser amados por Dios, el gozo de la salvación!
Y es un don que no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser
compartido. Si queremos guardarlo sólo para nosotros mismos, nos convertiremos
en cristianos aislados, estériles y enfermos. El anuncio del Evangelio es parte
del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la
vida de la Iglesia