viernes, 21 de diciembre de 2018

IV DOMINGO DE ADVIENTO (23 de diciembre)

“En camino y deprisa” (Lc 1,39)
Encendemos el cuarto cirio

Cuando el ángel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, le dijo también que su
pariente Isabel esperaba un niño. Y María no remoloneó: al instante se puso en marcha
y se fue a ayudar a su prima, que era ya mayor.
María es “bienaventurada” (Lc 1,45), dichosa, feliz; pero no se guarda la felicidad para ella
sola (¡eso no sería felicidad!). Con el Niño en sus entrañas, María fue la misionera que
llevó a Jesús a Isabel. Como Ella, también nosotros podemos llevar a Jesús a los demás.


Así que PRONTITUD y... ¡a anunciar!

ACOMPAÑANDO A MARÍA Y JOSÉ

El difícil camino de María y José va llegando a su término. Ellos, prestos y diligentes para
acoger a Jesús en su corazón, serán también los primeros en poder contemplar en ese
Bebé la ternura de Dios:
“María y José, los que no tenían lugar, son los primeros en abrazar a Aquel que viene a
darnos carta de ciudadanía a todos. Aquel que en su pobreza y pequeñez denuncia y manifiesta
que el verdadero poder y la auténtica libertad es la que cubre y socorre la fragilidad
del más débil”.

                                                                                                 (Papa Francisco)

REFLEXIÓN

Pienso en situaciones en las que, sabiendo que hay algo bueno que puedo o debo
hacer, intento escurrir el bulto o tardo en ponerme en acción. Escribo mi propósito para
responder mejor y más rápidamente en alguna de esas ocasiones.

COMPROMISO

Me dispongo a participar en alguna actividad o celebración para anunciar la alegría
del nacimiento de Jesús a los demás; por ejemplo, “Sembradores de Estrellas”.

ORACIÓN
“Señora que vas deprisa,
ruega por nosotros”.
                                                                                              (Papa Francisco)