lunes, 1 de junio de 2015

TESTIMONIO RELIGIOSA SILVERIA ROCAMORA



Llegué a República Dominicana el 16 de mayo de 2003, con la alegría de poder entregarme a estas personas tan sencillas.
2003-2004 viví en San Francisco de Macorís. En 2004 -2007 en Santo domingo. En 2007-2008 En la Romana y en 2009  a Santo Domingo, nuevamente. En 2010 cuando el terremoto de Haití pude ir a ayudar allí, y sin saber el idioma, pude participar recibiendo el cariño y  a la vez transmitirles el lenguaje del cariño y la alegría.
Las Religiosas Adoratrices estamos en República Dominicana desde 1986, en Santo Domingo. A La Romana fuimos en 1987, a San Francisco de Macorís en 1992 y a Santiago de Los Caballeros en 1997.
Desde Rep. Dom. Fuimos a Cuba en 2007, en un primer momento en Los Palacios –Pinar del Rio-  y después en 2012 pasamos a la Habana. Y Brasil en 2010 pasó a formar parte de nuestra provincia religiosa. En Brasil estamos desde 2006.
En las seis comunidades estamos en barrios sencillos y muy pobres, y por lo general, algo conflictivos.

La misión que realizamos, en todas las comunidades, en la medida de lo posible, es con mujeres que ejercen la prostitución y que se encuentra en contextos de explotación sexual. La realizamos por medio del desarrollo de programas y proyectos de intervención directa y formativa, en colaboración con entidades públicas y privadas en la defensa de los derechos humanos. Promovemos la atención de las mujeres, su promoción personal y su inserción social, acorde a su dignidad (creadas a imagen de Dios).
                                                                                                                                                                           
En Santo Domingo tenemos talleres ocupacionales en los que hacemos lencería para bebe y serigrafía, y con lo que se produce y se vende a comercios que colaboran con la misión dándonos trabajos y con lo que conseguimos ingresos, además de donaciones de bienhechores y subvenciones. Similar es en La Romana y San Francisco. -La Romana tiene taller de velas-.


En Santiago un centro de Escucha, donde pueden ir las mujeres que se van conociendo, a través de la visita a los locales donde están y en la unidad de calle.
                                                                                                            

Aquí en Brasil el Centro de Referencia donde atendemos todos los días, con diferentes actividades. Acogemos a Mujeres, que quieren un nuevo Proyecto de vida en nuestra casa, y una unidad de calle, que las atiende en sus locales de trabajo. 

En Rep. Dominicana, en las 4 comunidades, también se tiene el programa de apadrinamiento de los hijos de nuestras chicas o mujeres, el número mayor del programa de Madre Coraje –Jerez de la Frontera. Cádiz- y otras de personas particulares, para apoyo de sus estudios y familia.

Doy gracias a Dios por haberme permitido vivir esta experiencia en estos lugares de pobreza y de personas tan sencillas y acogedoras, que me transmiten la alegría y la generosidad de compartir lo que tienen.
He tenido la suerte de estar en los tres países y conocer estas realidades.
Que mayor predicación puedo hacer que transmitir la “alegría de la entrega incondicional a Dios y a los hermanos, y allí donde la obediencia me mande”


Encontrar al Señor, ser mensajera de Él, es un signo de alegría en el espíritu. La alegría nace de la gratuidad de este encuentro. Y la alegría de encontrarme con Él, hace que no me cierre en mi misma, sino que me abra y me lleve al servicio de la misión. Como Adoratriz, viviendo con alegría, el Carisma de Adoración- Liberación.
Esta alegría se hace realidad en todo lo que hago.
En la Eucaristía, que da sentido a mi vida, encuentro fuerza, alegría... para todo, para realizar la misión. En los momentos más complicados agarrarse al “Eje” principal que es Él, a través de la oración.

Es una gracia de Dios, poder realizar la misión. Nos acogen muy bien y muchas personas buenas colaboran con nosotras. Me siento muy feliz de poder trabajar aquí y con todas estas personas, que me enseñan mucho cada día.


Silveria Rocamora García. Religiosas Adoratrices