Hoy en día las necesidades son muchas. Hay millones de niños que sufren hambre —y cientos de ellos mueren cada día—, muchos no pueden ir a la escuela, otros no pueden acceder a los servicios médicos más elementales. Los huérfanos, los pobres, los enfermos y, sobre todo, aquellos que no conocen todavía a Jesús, todos ellos, están en el centro de nuestras oraciones.
Sin embargo, y es importante recordarlo, esta Obra no es un organismo de ayuda caritativa. Somos una obra de evangelización. Queremos llevar el Evangelio a todos los niños, que son el presente y el futuro de la Iglesia. Por eso todos ellos se encuentran en nuestras oraciones, ya sea que vengan de países no cristianos o de países con una larga tradición católica. Porque todos necesitamos convertirnos y acercarnos más a Dios.