martes, 7 de octubre de 2025

DOMUND 2025



 El próximo domingo 19 de octubre celebraremos la Jornada Mundial de las Misiones. El lema del Domund para este año es “misioneros de esperanza entre los pueblos”. Ante una humanidad con frecuencia “distraída e infeliz” (Papa Francisco) el testimonio de la esperanza cristiana es una realidad urgente. Cristo resucitado es la fuente de nuestra esperanza. Él nos motiva, nos pone en camino para ser testigos del amor de Dios en medio del mundo. León XIV nos recuerdo que Dios “nos quiere a todos unidos en una única familia”. Contribuyen a forjar esta realidad nuestros misioneros con su labor de servicio y comunión entre los pueblos.

De hecho, con su labor entregado nuestros misioneros nos enseñan que hoy en día también podemos tener ese encuentro personal con Cristo; y entonces, la vida de Cristo provoca un agradecimiento y una alegría que se quieren compartir. Tu testimonio de cómo el Señor ha tocado tu corazón es importante también para otros. ¡Compártelo!

Esta jornada del Domund es también día propicio para que en la Iglesia recemos especialmente por la causa misionera; también el Domund nos recuerda que todos estamos llamados a participar activamente en la misión: podemos ser misioneros en nuestros pequeños ambientes, cada uno según su estado y condición de vida; es un compromiso ineludible y que afecta a todos; requiere de nosotros audacia y creatividad.

Por último, una recomendación: no reduzcamos la Jornada del Domund a una ocasión para tranquilizar, aparentemente, la conciencia con un rezo y un donativo. En esta línea os animo a celebrar en nuestras comunidades el “Octubre Misionero”, donde cada una de sus semanas se dedica de manera sucesiva a la oración y el sacrificio, al fomento de las vocaciones misioneras, a las limosnas y donativos, y a las comunidades eclesiales misioneras. Ojalá, con ayuda de Dios, todos nos impliquemos en vivir en clave misionera, no solo un día, sino muchos más.

Que la labor de nuestros misioneros se vea secundada por nuestro compromiso irrenunciable por el Evangelio.