martes, 29 de septiembre de 2015

ANTE EL DOMUND 2015

18 de octubre Jornada Mundial de las Misiones, en España conocida como Domund se celebra con el lema  "Misioneros de la misericordia"

                                 
                                     Presentación de la Jornada Mundial de las Misiones, Domund 2015 en España
Se acerca la fecha del 50 aniversario de la aprobación del decreto Ad gentes por la práctica totalidad de los Padres conciliares el 7 de diciembre de 1965. Al referirse a las Obras Misionales Pontificias, dejaron constancia de que, en la Iglesia, “estas Obras deben ocupar el primer lugar, ya que son los medios de infundir en los católicos, desde la infancia, el sentido verdaderamente universal y misionero, y de recoger eficazmente los subsidios para bien de todas las misiones, según las necesidades de cada una” (AG 38). Su prioridad deriva de que son uno de sus principales instrumentos para educar al Pueblo de Dios en el auténtico espíritu misionero universal, para promover las vocaciones misioneras y para desarrollar de manera permanente la caridad en su doble dimensión, espiritual y material.

Desde que Pío XI las instituyó como Pontificias, el 3 de mayo de 1922, estas Obras no han hecho otra cosa. Por un lado, infundir en los fieles, desde la más tierna edad, este espíritu misionero, para salir al paso del otro, e invitarle al encuentro con la bondad y la ternura de Dios (cf. Francisco, Misericordiae vultus [MV], 5), teniendo en cuenta todas sus condiciones, sus debilidades, sus necesidades (cf. MV 4). Como siempre, también ahora esta tarea sigue siendo el mayor desafío para la Iglesia. Por otro, invitar a aquellas personas que se encuentran alejadas de Dios a acercarse a Élcon confianza, porque en Él todo habla de misericordia (cf. MV 8, 19 y 22). También, fomentar en los fieles el compromiso del amor con los más necesitados, llevando a la práctica las exigencias de las obras de misericordia (cf. MV 15), lo que implica salir al encuentro de aquellos hermanos y hermanas que viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de Jesucristo, sin una comunidad de fe que los acoja, sin un horizonte de sentido y de vida (cf. Evangelii gaudium [EG], 49). Y, finalmente, atender, con criterios de ecuanimidad, las necesidades de las Iglesias jóvenes y a las comunidades cristianas que carecen de lo necesario para vivir con dignidad. Para ello funciona, en el seno de cada una de las Obras, el Fondo Universal de Solidaridad, que hace visible la  solicitud entre todas las Iglesias, a modo de “vasos comunicantes”.