miércoles, 19 de octubre de 2011

NOTICIAS MISIONERAS

Canonización de Bonifacia Rodríguez Castro, Guido María Conforti y Luigi Guanella

Tres Santos con corazón misionero
Este 23 de octubre, día del DOMUND, la Iglesia canoniza a tres nuevos santos, vinculados todos ellos directa o indirectamente a la misión. Se trata de los italianos Guido María Conforti y Luigi Guanella, fun­da­dores de los Misioneros Javerianos el primero, y de los Siervos de la Caridad y de las Hijas de Santa María de la Providencia, el segundo, y de la religiosa española Bonifacia Rodríguez Castro, fundadora de la Congregación de las Hijas de San José.

Por José Ignacio Rivarés
Fue en el consistorio público celebrado en el Vaticano el pasado 21 de febrero cuando Benedicto XVI decretó la canonización de estos tres beatos, cuyas vidas presenta y propone la Iglesia como ejemplares. Además de su amor y dedicación a los más desfavorecidos, los tres comparten aspectos biográficos como el haber vivido a caballo entre los siglos XIX y XX, o el haber fundado órdenes religiosas que hoy tienen presencia universal. En las siguientes líneas vamos a repasar someramente la trayectoria vital y espiritual de cada uno de ellos.

Don Guanella, o “el bien bien hecho”
El primero de nuestros protagonistas, Luigi Guanella, es un gigante de la caridad, aunque su figura en nuestro país no sea muy conocida. Don Guanella fue un hombre que trabajó siempre por defender los derechos y la dignidad de los excluidos, y lo hizo, además, en una época difícil y de grandes cambios sociales, económicos y políticos. Las personas con discapacidad intelectual, los ancianos, los niños y jóvenes en situación de riesgo fueron siempre objeto de sus atenciones y desvelos. Ellos constituían su pasión, la razón que daba sentido a su vida. A menudo decía que eran “sus dueños”. Y así era. Buena prueba de su espíritu grande y entregado son las dos consignas que dio a los hombres y mujeres que le siguieron en la tarea de ponerse al servicio de los últimos: que no cesaran en su empeño mientras hubiera pobres, y que no reparasen en fronteras, porque su patria era “el mundo entero”.
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